09/11/2017
Hace 93 años murió “Maisanta”, el último hombre a caballo
El 8 de noviembre de 1924 murió en el
castillo Libertador de Puerto Cabello, estado Carabobo, después de una
prolongada enfermedad, el general Pedro Pérez Delgado, al que llamaban “Maisanta“, el último hombre a caballo.
“Maisanta” fue un gran
guerrero que combatió contra las tiranías que pretendían subyugar a la
naciente República de Venezuela, siendo una de sus luchas más aguerridas
y heroicas la protagonizada contra la dictadura de Juan Vicente Gómez,
en la que con la tradicional caballería y lanzas se enfrentó a ese
gobierno títere de las grandes potencias extranjeras, que contaban con
un ejército equipado con vehículos, armamento y moderno material de
guerra.
“Maisanta” fue abuelo de Elena Frías, madre del Comandante Hugo Chávez, quien en ocasión del aniversario Nº 85 de su muerte escribió en sus líneas lo siguiente:
“Me aliviaba mucho oírle a mi padrino
Eligio Piña sus cuentos de cosas viejas. Así los llamaba él, desde su
inolvidable silleta en la esquina de la calle “El Llanero”. Mi padrino
contaba de un guerrero que vivió en Sabaneta, allí mismo a pocas cuadras
de la “Madre Vieja”. Que montaba un caballo negro llamado “Bala” y que
sobre su lomo se fue, por los rumbos del Apure, con un fusil al hombro,
alzado contra Gómez, el General que mandaba en Caracas. Le decían
Maisanta o el Americano. Un día me dijo, mientras yo me iba apurado a
seguir vendiendo arañas hacia la Calle Real: “Epa, bachaquito, tú llevas
la sangre de Maisanta por dentro. Tu mamá es hija de Rafael Infante,
uno de los hijos del Guerrero del Caballo Negro. ¡Ese era un
revolucionario! Salí como disparado por la Calle Real y cuando le
pregunté a la mamá Rosa si sería un asesino o sería un guerrero
revolucionario, la abuela me dijo que se oían muchas cosas, muchos
cuentos y que al final no se sabía la verdad.
Pues bien, han pasado casi 50 años y la
vida me permitió conseguir la verdad: ¡Ese era un guerrero
revolucionario! Y hoy podemos decir con Fidel: ¡Maisanta, la historia te
absolverá!”.
Pérez Delgado cursó secundaria en
Carora, estado Lara, y a los 16 años inició su carrera militar uniéndose
a los nacionalistas en el levantamiento de José Manuel “El Mocho Hernández” en Queipa, estado Cojedes, protestando las irregularidades de unas elecciones, motín dirigido por el general Alfredo Franco. “Cuando el general José Manuel Hernández, El Mocho Hernández, fue hecho preso en El Hacha, por el también general Ramón Guerra,
en 1898, la figura pálida y barbuda del insurrecto, amarrado con nudo
de preso con los brazos a la espalda, montado en mulo viejo y entre dos
filas de oficiales, parecía más bien el jefe, porque las mujeres de
Valencia lo vitoreaban desde las puertas y balcones de casa por donde
pasaba. Las cocineras sacaban su retrato como si fuera el de un santo y
hasta flores le lanzaron cuando el grupo se acercaba.
Ese día, Pedro Pérez Delgado
supo lo que era la popularidad y el carisma de un caudillo que, preso y
amarrado, vencido y humillado, se llevaba los aplausos para rabia de
sus captores.
En 1900 se traslada a Las Tasajeras, en
el Hato La Marqueseña, cerca de Barinas. Allí convive con una mujer.
Mientras tanto hace vida militar y va ascendiendo de rango, al mismo
tiempo que participa en diversos hechos de armas, entre ellos el combate
de la Mata Carmelera, donde cae moribundo el general Joaquín Crespo.
Derrotada la revolución, retorna
brevemente a un estado de paz. Busca la tranquilidad pueblerina y se
establece en Sabaneta entre 1906 y 1907. En la calle Real, la misma
donde se ubicaba su casa, la iglesia y la casa parroquial, monta una
carnicería. En 1907 parte con su buen amigo y protector, general Juan José Briceño,
hacia los lados de Calabozo, Guárico, para formar parte de esa
guarnición, aspirando, lógicamente, al título de coronel ganado en las
guerras de fin de siglo con los nacionalistas mocheros.
En 1908, el general Cipriano Castro se marcha a Europa para practicarse una operación en el riñón.
Después se unió a Cipriano Castro y
participó en la defensa de su gobierno, al mando de un regimiento de
caballería proveniente de los llanos de Barinas y Portuguesa.
Cuando Gómez dio el golpe de Estado contra Castro, Pérez Delgado
se rebeló al frente de numerosas guerrillas que se hicieron invencibles
en las sabanas. Fue famoso su apodo de “Maisanta”, derivado de su grito
en los combates: “¡Madre Santa!”
El gobierno de Gómez, para librarse de
tan molesto contendiente, envía hombres a matarlo, produciéndose duelos
de los que el bravo llanero siempre salió vencedor.
Pedro Pérez Delgado se enfrenta a las tropas del gobierno comandadas por Vicencio Pérez Soto, Hernán Febres Cordero, León Jurado y Eustaquio Gómez, pero este valiente llanero pobló los llanos de insurrección y nunca pudo ser atrapado.
“Maisanta” representa
el descontento existente en aquella Venezuela subyugada por la bota de
Gómez. Siempre rebelde y siempre apático a ser mandada por aquellos
caudillos que pelearon en contra del gobierno, para ser ellos un grupo
más de explotadores como existieron en nuestro país desde la época de la
Independencia.
“El Americano”, como también era llamado Pedro Pérez Delgado, vivió un mundo de aventuras, lances de honor, guerra de guerrillas en largos combates en contra de la tiranía.
“Maisanta” combatió por casi diez años por los llanos de occidente
y fue detenido cuando se encontraba pacificado trabajando en su hato,
acusado de no informar al gobierno del ataque de las fuerzas del general
Parra Pacheco, que con ochenta años arremetió contra San Fernando, el 12 de marzo de 1922.
Capturado, fue cargado de grillos
“sesentones” en un calabozo de la tétrica fortaleza El Libertador, en
Puerto Cabello, donde murió siempre rebelde en el año de 1929,
acabándose así una vida llena de insurgencia en contra de la tiranía y
la injusticia.
Su nombre ha servido de motivo a corridos y cantadores. Uno de ellos, del gran poeta Andrés Eloy Blanco. Como diría el escritor Barinés José León Tapia:
“Maisanta fue algo así como un último caudillo popular que levantaba
multitudes para una revolución, cuyo sentido él mismo no lo pudo
precisar con claridad. Pero “Maisanta” poseía carisma y
simpatía suficientes para que sin ser un jefe de mando y con éxito
entre los otros jefes de la revolución antigomecista, lograra calar
profundamente en el alma simple de la gente, hasta el punto de que se le
recuerda mucho más que a todos los otros autores de aquellos sucesos”.
Pedro Pérez Delgado es
ese pueblo de hombres y mujeres que son como las aguas, los rayos de
sol, los vientos de rebeldía, de libertad que hoy todavía siguen
levantando multitudes, creando conciencia y afianzando los principios de
ética, moral y combate para enfrentar a la burguesía, el imperialismo y
latifundio para la destrucción de la vieja sociedad corrompida y la
construcción de una Patria nueva
Facilitadora: Yoladi Lobo